jueves, 12 de noviembre de 2009

El castillo

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Encerrado en su castillo de barrotes, mira hacia su lado y la encuentra, acurrucada a varios centímetros, con los ojos cerrados y sin saber que el día acaba de empezar. Él mientras tanto se dirige al comedero, pica algo y bebe agua y para ejercitar las patas corre arriba y abajo sin descanso.

Ella empieza a abrir sus ojos poco a poco y ve como por la ventana entra la primera luz del día y a la vez los primeros copos de nieve del invierno. Esta empezando a nevar y ambos se miran y se quedan perplejos ante la ventana mirando como caen una y otra vez esas bolitas tan diminutas de color blanco y como cambian la tonalidad de todo lo que les rodea. Es un día especial.

Al sentir el ruido, ambos miran hacia atrás y dejan de ver la nieve, el gigante se acerca y sin más rodeos coge a la princesa del castillo y la saca como si estuviera volando, el príncipe perplejo no tiene tiempo a reaccionar y ve como el gigante se aleja lentamente con su amor entre las manos. Desaparece en la lejanía, y el príncipe y la nieve se quedan solos como un trineo abandonado en la colina por su dueño.

Decidido a salvarla, el príncipe idea un plan, esconderse y cuando el gigante vuelva, salir sin que lo vea.
Al rato el estruendo avisa al príncipe de que el gigante vuelve, se esconde tras el comedero y en cuando ve una posibilidad coge carrera y salta hacia la libertad, el gigante lo ve pero no consigue atraparlo. El príncipe es libre y lo único que desea es volver a ver la princesa.
Corriendo sin parar por todas las montañas y valles que se encuentra, va perdiendo poco a poco la esperanza, ella no está, pero se niega a aceptarlo y sigue buscando. El gigante sigue tras sus pasos, pero siendo el príncipe mucho más ágil consigue escabullirse una y otra vez de las garras de este. Al fin, el príncipe consigue un sitio seguro debajo de una gran montaña, en una especie de cueva, allí descansa pensando en la princesa y de si algún día volverá a verla.

Pasadas unas horas, el príncipe decide salir y emprender una nueva búsqueda, pero esta vez el gigante le estaba esperando tras la montaña y sin compasión, lo caza de nuevo, regresandolo así, al castillo y eliminando cualquier oportunidad de encontrar a la princesa. Empapado en lágrimas el príncipe recuerda a la princesa y su ultimo momento con ella, mientras que la nieve caía.

Así fueron pasando los días, los meses, los años y cada vez que nevaba, el príncipe se escapaba del castillo para ver la nieve caer mientras pensaba en su amada.

1 comentario:

  1. Ohhh...!! Que bonito!! Espero que mi Lolo encuentre por año nuevo a su princesa del color de la nieve y llamada nube!!

    Sé que ha sido con cariño y algún dia te presentaré a mi pequeño nuevo compañero!! ^^ Un besito

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